Te contamos las claves acerca de los préstamos en esta materia. Los préstamos hipotecarios para negocios también se han visto afectados por el perjuicio de las cláusulas suelo, aunque este concepto no había sido tradicionalmente aplicable a este tipo de productos financieros.

Préstamos hipotecarios para negocios

En primer lugar, estos productos financieros se diferencian de los habituales en los que se aplicaba la noción de cláusula suelo.

El concepto de las cláusulas suelo se empleaba, básicamente, en relación con los préstamos que se pedían, por ejemplo, para pagar a plazos una vivienda, pero no para hacer negocios. Se tenían en cuenta para los que conocemos como préstamos al consumo.

Los préstamos para los autónomos, por su parte, son los que se vinculan a las inversiones para ganar más dinero. Se otorgan a los profesionales, catalogados como no consumidores, y pueden contribuir, entre otros fines, a los alquileres de locales comerciales o la compra de una licencia de explotación.

¿Qué pasa con la cláusula suelo?

Las cláusulas suelo, reclamables gracias a la jurisprudencia de los tribunales españoles, fueron unas malas prácticas bancarias caracterizadas por fijar unos límites a los pagos mínimos de las cuotas periódicas de las hipotecas con tipo variable.

Las que incluían estas cláusulas no beneficiaban a sus usuarios, por ejemplo, por los descensos de los tipos de interés por debajo del euríbor. En las hipotecas de los autónomos para sus negocios no se podía aplicar esta figura, derivada de la Ley de Consumidores y Usuarios.

Sin embargo, la jurisprudencia del Tribunal Supremo está abriendo la posibilidad de valorarlas en estos supuestos con base en la inexistencia de buena fe y una naturaleza sorpresiva.

En definitiva, los préstamos hipotecarios para negocios pueden contener cláusulas suelo cuando se haya actuado sin buena fe ni transparencia.

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